viernes, 3 de agosto de 2012

Ocasionalmente, le crecen alas al corazón....

Llorar de alegría. Sentir que el corazón te pesa, hasta que él se te acerca y te habla. Te abraza. Te dice que te quiere, y te da las manos. Vos las acaricias, porque es un gesto de cariño que guardas de cuando ibas al jardín de infantes, y lo usas sólo con la gente que realmente queres. Y sentis los callos, las uñas, el vello de las manos, y la experienca de las manos, las canciones tocadas en guitarra, los perros que acarició, las cortadas y el olor a limones recien cortados traídos en capucha.
Y luego, por protocolo, el beso. Los labios, secos (nunca cortados), el sabor a ahumado del pucho, el halls de cereza, y, ocasionalemnte, el té de canela. Sus labios contra los tuyos, y la saliva, pero sin la parte del asquete.

Los recuerdos. Siempre pensas en él, pero cuando te besa se te vienen todos los recuerdos a la cabeza, recuerdos de casi una vida, que se desarrollo en tan sólo 1 mes y medio: los mensajes de texto "clandestinos", en medio de la clase de SAC, las rejas negras, el rincón de ladrillos, el bingo, el mc donlads, el perro, las salidas, la tarta de manzana, Spinetta, El Cuarteto de Nos....

Y el primer beso.

Nada como llorar de alegría y senitr, como poco a poco, al corazón le crecen alas.

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