Recordar las secuencias del día anterior, lo que las "otras" le habían escrito, las cartitas que le habían hecho, los e(ho)rrores gramáticales, la letra, la caligrafía. Los regalos. Las anecdotas. Todas de ellas. Ninguna mía.
Y pensar que, como dicen los abuelos, todo esta inventado, y por eso referirse a que todo esta hecho, que nunca vas a hacer un cambio o dejar tu legajo en la vida de esa persona, en la vida de la persona que amas. Y acordarse de las "otras". Cuerpo de reloj de arena, skinny bitches, senos redondeados y perfectos. Y después mirarme en el espejo y llorar, porque nunca voy a estar a la altura, y tener un nervious breakdown.
Hasta ahí, parecía una típica escena de domingo a las 6 de la tarde.
El único problema: era sábado. Y él estaba conmigo. En la cama. Acostados. Descansando, cansados de estar cansados, cansados de la luz, del calor, de la conhudez ajena.
Y se me escapa una lagrimita fugitiva (y que conste que, por lagrimita fugitiva, hago referencia a las catarátas del Niagara).
Me pregunta qué me pasa, y le respondo la verdad: suelo tener breakdowns nerviosos. Pero eso es tan sólo una media verdad.
Lloro porque tengo miedo de, no estar a su altura (lo cual es irónico, porque para mi edad soy bastante alta. Es un dato al azar, para cortar con la amargura. Prosigo.-).
De no ser lo sufiecientemente linda, lo suficientemente buena, alocada, rockera. De no ser lo suficientemente buena para él.
Porque, él supero todas mis espectativas.
Y si bien el me dice que soy hermosa y que me ama, quizás tenga que aprender yo a quererme.
Sólo lamento tener un corazón tan joven.
sábado, 1 de septiembre de 2012
Fragmentos.-2
Escoge una canción. Aprieta "play", y es ahí cuando comienza la magia.
Primero, empezará a tipear los dedos contra las piernas, al son de la canción, mientras imagina que mientras más cerca del meñique más aguda la nota y viceversa.Luego, sus labios, carnosos y secos, empezaran a abrirse y cerrarse al son de la letra de la canción. Y es ahí cuando se deja llevar, y canta, y a su corazón le crecen alas, y empieza a bailar y a cantar. E imagina el videoclip, e imagina en que situaciones de la vida cotidiana tanto como imaginaria la escucharía. Y ríe. Y llora. Y piensa, y se imagina, y ríe llorando y llora riendo.
Termina la canción, se caen los auriculares, como quien baja un telón.
Y se escuchan los gritos, las discusiones, los portazos.
Se cierran las puertas, pero no estoy segura si son las del corazón o las del cuarto. Da lo mismo, después de todo, las lágrimas no las escucha nadie, ni con las puertas cerradas ni con la cabeza en la almohada.
Primero, empezará a tipear los dedos contra las piernas, al son de la canción, mientras imagina que mientras más cerca del meñique más aguda la nota y viceversa.Luego, sus labios, carnosos y secos, empezaran a abrirse y cerrarse al son de la letra de la canción. Y es ahí cuando se deja llevar, y canta, y a su corazón le crecen alas, y empieza a bailar y a cantar. E imagina el videoclip, e imagina en que situaciones de la vida cotidiana tanto como imaginaria la escucharía. Y ríe. Y llora. Y piensa, y se imagina, y ríe llorando y llora riendo.
Termina la canción, se caen los auriculares, como quien baja un telón.
Y se escuchan los gritos, las discusiones, los portazos.
Se cierran las puertas, pero no estoy segura si son las del corazón o las del cuarto. Da lo mismo, después de todo, las lágrimas no las escucha nadie, ni con las puertas cerradas ni con la cabeza en la almohada.
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